Pienso que mucho del teatro costarricense se ha concentrado en la forma, mas no en el contenido. Para mí, fue clave haber tenido una perspectiva más sociológica y más filosófica de las Artes Escénicas. Así, pude reconocer que mi gremio profesional en Costa Rica es maravilloso desde la parte estética y práctica, pero, desde el contenido, estamos débiles.   

En este gremio, observo una masturbación constante de egos; una masturbación constante de clásicos sin ninguna pertinencia con la población. Teatro es muchas cosas; no solamente es técnica y estética. Teatro es educación también: es educación social. En estos momentos, estoy escribiendo algunos artículos sobre la peligrosidad del teatro.

Ética, estética, poesía y política. Para mí, estos elementos definen al Teatro Humanista: un teatro con conciencia. Un teatro que dialoga entre su forma y su contenido. No podemos concentrar toda nuestra energía en una producción solo pensando en su parte estética, porque esta no va a aportar a la transformación social.  

El Teatro Humanista es un teatro para provocar, para educar. Para nosotros, teatro es sinónimo de investigación. Debemos sensibilizar a otros profesionales para que sepan que, así como los artistas tenemos un compromiso ético (como administrador, como sociólogo, como economista o veterinario), también lo tienen ellos. Todos apuntamos a lo mismo, solo que con herramientas diferentes.

Nosotros somos Teatro Se'Wak, el Teatro Humanista del Centro de Estudios Generales de la Universidad Nacional de Costa Rica. La palabra Se'Wak proviene del dialecto bribri y significa "Somos humanidad". El grupo está conformado por 16 estudiantes de carreras distintas como ciencias sociales, filosofía y letras. Esta iniciativa estudiantil se fue transformando hasta convertirse en un grupo representativo a cargo de un proyecto académico de la universidad. 

Creemos en la creación colectiva y en el diálogo de saberes; queremos brindarle a la población estudiantil un espacio alternativo de participación política. Y no me refiero a salir a la calle a quemar llantas; no creemos en esas manifestaciones. Se hace política en el momento en que capacitamos y sensibilizamos a un grupo humano dispuesto a transformar aquello que no le satisface de su realidad.

Tenemos varios instrumentos de opinión. Los foros son clave. Generalmente, las obras tienen una duración de una hora y extendemos a una hora más el foro. Además, hacemos seguimiento del público universitario; yo visito a los estudiantes una o dos semanas después del encuentro teatral. Después de 15 días es cuando podemos ver qué es lo que realmente resonó en ellos.

Una alumna me dijo una vez: "Es la primera vez, en mis cuatro años de formación, que a alguien le interesa lo que yo pienso". Ante esto, yo no sé si alegrarme o preocuparme. La educación debería contemplar más que la acumulación de información; también debería preocuparse de las inquietudes de los alumnos.

Por suerte, veo una generación de jóvenes comprometidos y creadores.

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