Del 10 al 12 de marzo se llevó a cabo en Múnich el SHOWCASE(info aquí) del Münchner Kammerspiele. Durante tres días, el teatro abrió sus puertas a curadores, críticos y a más de treinta estudiantes internacionales a presenciar, a través de su ‘VITRINA TEATRAL’ una selección de obras de su repertorio.  

El teatro anfitrión se ha lucido caleidoscópicamente en este Showcase. Matthias Lilienthal, el nuevo director artístico del Münchner Kammerspiele, se ha propuesto ampliar las fronteras disciplinarias, estéticas y temáticas predominantes de este reconocido teatro. El resultado es una programación llena de teatralidades muy desemejantes que celebran notoriamente la exploración escénica e invitan a la reflexión.

Así pues, nos encontramos con una groseramente sangrienta adaptación del egocéntrico príncipe HAMLET, un POINT OF NO RETURN que es tan político como dolorosamente sarcástico, un reconocimiento a la decadencia/evolución del lenguaje alemán en THE RE’SEARCH, pasando por la terapia teatral de la ex cantante Rima Kamel en RIMA KAMEL, un macro-vómito de rabia dilatada en WUT, fusión de ópera, jazz y teatro en LA SONNAMBULA, reinterpretación de la tradición teatral asiática en NŌ THEATER y una casi existencialista 8 1/2 MILLIONEN .

PERSPECTIVA

Perspectiva es la palabra pilar de esta conclusión. Quien escribe fue la única invitada de Latinoamérica: una joven peruana, especie poco común en Múnich. ¿Por qué es importante saber esto? Porque acepto y declaro que mis impresiones sobre el evento se verán inevitablemente contaminadas por mi ‘enciclopedia’ -como diría el teatrista colombiano Santiago García-, por mi propia cosmovisión del teatro (que puede distinguirse notablemente de las prácticas teatrales contemporáneas en Alemania). No se puede descontextualizar el teatro, por ello, examinarlo desde una óptica ajena puede resultar tan desconcertante para el inhabituado observador. 

A continuación, algunas conclusiones y aspectos recurrentes sobre este intenso encuentro teatral.

SIN MORAL Y SIN VERGÜENZA.

Un elemento común de la programación de esta vitrina ha sido la ironía: una mirada sarcástica sobre el tema en cuestión. 

En POINT OF NO RETURN, de Yael Ronen, por ejemplo, nos encontramos con una autorevisión de nuestra decadente

¿humanidad? que revela nuestra patética falsa moral ante la desgracia ajena. Los actores-performers se presentan ante el público con brutal honestidad, no se molestan en aparentar corrección política. Ellos nos dejan ver cómo su egocentrismo los lleva a manipular sus reacciones sobre el presunto ataque terrorista del 22 de Julio en Munich: fingir llanto, buscar un cargador de celular para actualizar su estado de Facebook, aprovechar la oportunidad para mostrarse en sociedad como una actriz-madre inteligente, etc.

El juego autorreferencial y las neurosis que se traslucen con la ayuda de la ficción, conforman una primera etapa del montaje, la parte ‘chistosita’. Sin embargo, la obra encuentra su complemento en la formulación de preguntas incómodas sobre nuestros nuevos modos de percibir el mundo y sus acontecimientos. Expone un fenómeno accidentalmente recurrente del quehacer artístico: encontrar un pequeño placer en la gran miseria del mundo.

Aquel ‘punto de no retorno’ es un concepto aterrador que ha impregnado a este festival: ¿qué hacemos si ya no podemos ‘arreglarnos’ como sociedad? Esa agonía se ve reflejada en la atmósfera y la estética fría de las obras, reina una sensación de soledad y artificialidad.

SER CONSECUENTES: URGENCIA COMUNICATIVA

No se puede obviar el rol fundamental que desempeña lo estético dentro del arte; pero, el teatro, si no me equivoco, es fundamentalmente un medio de comunicación. La comunicación implica dos partes y un mensaje.  

El caos escénico que es WUT, me obliga a cuestionar el genuino deseo comunicativo. La rabia desencadenada puede ser incomprensible, eso se ve muy bien retratado en la puesta en escena de Stemann; sin embargo, la falta de claridad y el bombardeo de significados puede también hartar/aburrir. (Prueba de ello, la descomunal cantidad de público que abandona la sala). Esto podría revelar la inhabilidad, accidental o deliberada, de hacernos comprender. La sensación final que me deja esta obra es la de haber estado sintonizando una radio con excesiva interferencia; Stemann se pasa cerca de cinco horas en el área de gol, pero no logra meter la pelota al arco.

No sostengo que debamos matar los símbolos, las analogías y la poesía; no. Pero, pensemos un momento en qué es lo que esperamos lograr al hacer teatro. En primer lugar, ¿queremos lograr algo? ¿cuál sería una manera eficaz de lograrlo? “El artista no tiene la obligación de ser comprensible", se escucha por ahí. Sinceramente, esa es una respuesta mediocre a una interrogante compleja. Desentiende al artista de toda responsabilidad, por lo tanto, pone en peligro su rol o importancia. (ALERTA: perspectiva)

TURISMO ESTUDIANTIL

El teatro existe cuando es mirado, ¿pero son los artistas un público real? Sí, claro. El festival reunió, en estos tres días, a un internacional grupo de artistas relacionados al teatro, esto sugiere que se trata de un encuentro de experiencias, tendencias y perspectivas disímiles. Por ello, los foros de reflexión al final del día dejaron mucho que desear.  

Advierto una pobre respuesta de parte de los estudiantes, quienes asumieron un rol más bien pasivo, una mirada contemplativa. No hubo mayor espacio para preguntas que no estuvieran relacionadas a lo anecdótico, lo técnico y/o lo formal. Dejar pasar el contenido y engrandecer la forma puede derivar en conclusiones sesgadas o masturbatorias sobre nuestro quehacer.

 que es brutalmente evidente es que ellos tienen dinero y nosotros, pues...no tanto.

EL MATERIAL WORLD

¿Qué pasa, pues, con el dinero? Este estímulo en exceso genera, de algún modo, garantía de tranquilidad. Un artista-cómodo puede preguntarse “¿Y ahora qué hago?” Forzar la creación del arte, sin la efervescente necesidad de crear, es un acto que casi atenta con el arte en sí. El arte deja de ser una manifestación para convertirse en un producto. Esa falta de obstáculos puede adormecerte y dejarte preguntando “¿Y ahora qué? Ya lo tengo todo, lo he visto todo, lo he probado todo. ¿Ahora qué?” 

¿Quizá un reflejo de la actual crisis europea?

¿QUIÉN ES EL PROTAGONISTA, EL ACTOR O LA ESCENOGRAFÍA?

Ese exceso de dinero se manifiesta en producciones con utilerías, escenografías y vestuarios con una descollante presencia escénica. Algunos elementos escenográficos son buenísimos actores, tú no puedes dejar de verlos. 

Pero, ¿aporta tanta ostentación al discurso de la obra? Puede que sí, pero también distrae, los actores ahora comparten el protagonismo con los usos tecnológicos y ornamentales. La abusiva cantidad de estímulos que recibo es inmensurable; entonces yo, como espectadora, renuncio a mi deseo de mirar y me conformo con solo ver.

Lamentablemente, no llegué al orgasmo teatral en este encuentro. No ha sido amor a primera vista, estos lenguajes escénicos son algo que hay que aprender a querer. El arte no se piensa, señores, se siente. ¿Tanta parafernalia para que el teatro haga lo suyo? Hacer visible lo invisible (y viceversa).

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Conclusión 1: Ahora el ‘cómo’ se dice puede ser más importante que el ‘qué’ se dice.

Conclusión 2: Poderoso caballero es Don Dinero.

                                                                                                 Fotografía: David Baltzer